sábado, 29 de noviembre de 2014

Preservan el arte rupestre de Baja California



Parte de la historia antigua de la península de Baja California quedó plasmada en los afloramientos rocosos de la Sierra de Juárez, donde la fuerza del viento no ha podido borrar cientos de pinturas rupestres elaboradas por los kumiai posiblemente desde hace 500 años. Para contrarrestar el deterioro que el paso del tiempo causa en estas páginas de piedra que describen el pensamiento indígena, manos expertas de restauradores trabajan desde 2013 en un proyecto de conservación que ya comienza ha desvelar avances.
El sitio arqueológico se llama El Vallecito, ubicado al norte del estado de Baja California, en una planicie desértica dentro de la Sierra de Juárez. Constituye la zona de manifestaciones gráfico-rupestres más importante de la entidad, donde se identificó el estilo pictórico La Rumorosa, caracterizado por figuras humanas de grandes extremidades, principalmente dedos de pies y manos, y por una paleta roja en diversas tonalidades.
Investigaciones arqueológicas, a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), han derivado en el registro de 23 resguardos con pintura dentro de la poligonal de 180 hectáreas, de los cuales cinco están abiertos al público. El proyecto busca estabilizar y conservar los principales resguardos con manifestaciones, contrarrestando las acciones de cambios extremos de temperatura que en invierno desciende bajo cero y en verano puede alcanzar los 50 grados; así como la acción del viento que llega con gran fuerza arrastrando materiales y adhiriéndolos a las obras hasta formar una capa que evita apreciarlas en todo su esplendor.
Los trabajos del plan, denominado Proyecto de Conservación del Sitio Rupestre El Vallecito, Baja California, actualmente están enfocados en atender las áreas abiertas al público. Paralelamente, en dichos resguardos, el proyecto realiza diagnósticos y monitoreo en los paneles cerrados a la visita, con un avance de 10 resguardos concluidos y 13 en proceso de diagnóstico.
Durante el tercer trimestre del año en curso, un equipo de cinco restauradores, dirigidos por la especialista Sandra Cruz, finalizó en 90 por ciento la atención del resguardo más extenso y con mayor cantidad de discurso pictórico, conocido como Cueva del Indio, uno de los más significativos del sitio.
Asimismo, la intervención se extendió a otro resguardo llamado El Diablito, donde los trabajos están en la etapa de monitoreo medioambiental y estudio de las capas pictóricas y de las rocas donde están plasmados los motivos gráficos, labor que debe realizarse previamente a la intervención, informó la restauradora.
El Diablito es un diseño de forma humana pintado en rojo, porta un tocado que el imaginario popular ha interpretado como cuernos. La figura es emblema del sitio, se conoce principalmente porque cuando ocurre el solsticio de invierno entra un rayo de luz al resguardo donde está plasmado e ilumina sus ojos.
(Información y fotografías INAH)

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