México es un país altamente
vulnerable al cambio climático. Frente a este escenario, además de diseñar e
instrumentar políticas públicas con medidas de adaptación y mitigación, el país
requiere del trabajo coordinado de todos sus sectores y que la sociedad
modifique actitudes, dijo en la UNAM, Luis Muñozcano Álvarez, de la Secretaría
de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
En casa podemos aportar al
adquirir focos ahorradores, productos locales y usar fuentes alternativas de
energía; usar estufas más eficientes para evitar daños a la salud y reducir
emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), y en el medio rural es deseable
planificar la producción para evitar el embate de sequías e inundaciones, entre
otras acciones, puntualizó en el XXXIV Seminario de Economía Agrícola. Cambio
Climático en el Sector Agropecuario, realizado en el Instituto de
Investigaciones Económicas (IIEc) de esta casa de estudios.
“El fenómeno nos afecta a todos y para
afrontarlo es necesario el trabajo coordinado entre instituciones, gobierno y
sociedad”, apuntó.
Prevención, prioritaria
En la mesa Las políticas de
cambio climático en el sector agropecuario, moderada por Rosario Pérez Espejo,
del IIEc, refirió que entre 2005 y 2011 el país erogó 37 pesos en la reparación
de daños por cada uno que destinó a prevención de catástrofes.
En este periodo, la
Federación destinó al Fondo de Desastres Naturales (Fonden) 69 mil 628 millones
de pesos —más de nueve mil millones al año— para atender a la población
afectada por inundaciones, sequías, ciclones y deslaves. En comparación, el de
Prevención de Desastres Naturales (Fopreden) recibió en el mismo lapso mil 874
millones. “No hemos logrado crear conciencia de que es más rentable prevenir
que reparar”, subrayó.
Muñozcano Álvarez aseveró
que, para afrontar la vulnerabilidad frente al cambio climático, las medidas de
adaptación son prioritarias. En este contexto se diseñó el Programa Especial de
Cambio Climático (PECC), que comprende un diagnóstico de la situación nacional
frente a los efectos adversos del fenómeno, 26 estrategias y 199 líneas de
acción.
De éstas, 77 corresponden a
adaptación, 81 a mitigación y 41 a la construcción de una política de Estado.
La mayoría cuenta con presupuesto, lo que es una garantía para su cumplimiento,
resaltó.
El plan pretende consolidar
una estrategia nacional mediante instrumentos eficaces y en coordinación con
entidades federativas, municipios y Poder Legislativo, subrayó el director
general adjunto para Proyectos de Cambio Climático en Semarnat.
Asimismo, busca reducir la
vulnerabilidad de la población, los ecosistemas y sectores productivos e
incrementar la resistencia de la infraestructura estratégica ante los impactos
adversos del fenómeno, así como conservar, restaurar y manejar los ecosistemas
para garantizar sus servicios ambientales, reducir contaminantes de vida corta
y transitar a una economía competitiva.
Las tareas están orientadas
a cumplir con el acuerdo suscrito con la Organización de las Naciones Unidas
(ONU) de aminorar en 30 por ciento las emisiones de GEI en 2020, y a la mitad
en 2050, puntualizó en el auditorio Maestro Ricardo Torres Gaitán.
Para finalizar, Bernardo
Fink Vite, de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la
UNAM, refirió que el impacto de la ganadería en el entorno es notable: el ocho
por ciento del agua empleada en el orbe corresponde al sector pecuario, las
tierras empleadas en el pastoreo y en la producción de forrajes representan el
80 por ciento de las agrícolas y genera un gran volumen de gases de efecto
invernadero (en México es el 14.5 por ciento del total nacional).
(Información e imagen DGCS-UNAM)
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