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Deberá trabajarse en un cambio
cultural, basado en la educación, para erradicar la discriminación en México.
Si bien hay cierto avance en materia legal, para que se aplique en la sociedad
aún falta mucho por hacer.
Recientemente la CNDH acusó
que la discriminación está enraizada en estereotipos e información
distorsionada contra personas del colectivo LGBTTTI, al presentar la Encuesta
Nacional sobre Discriminación por Motivos de Orientación Sexual e Identidad de
Género (ENDOSIG) 2018, realizada junto con Conapred
La igualdad jurídica no ha
permeado en las leyes locales y realidades sociales de las personas del
colectivo LGBTTTI, a pesar de que se pasó de la despenalización hacia políticas
cada vez más incluyentes y garantistas, como la institucionalización de la
unión civil de parejas del mismo sexo y la elaboración de protocolos y manuales
para atenderles.
Aunque la Encuesta no es
estadísticamente representativa de la población LGBTTTI, demuestra que la
población mexicana tiene diversidad de orientaciones sexuales e identidades
sexuales mediante las respuestas de más de 12,300 personas de 16 años y más con
orientaciones sexuales e identidades de género no normativas.
La mayoría de quienes
participaron son jóvenes (40.2%) menores de 24 años, altamente escolarizados
(más de la mitad con licenciatura y posgrado) y urbanos, y el 77% de la
población encuestada se agrupa en gay (45.8%), lesbiana (16.0%) y mujer
bisexual (15.0%), en tanto que 75% muestra temor a ser discriminado y se
denuncia que la violencia más frecuente son las miradas ofensivas, chistes
seguidos de agresiones y prohibiciones y limitaciones.
De las personas encuestadas,
el 18.6% siempre supo su orientación sexual, 27.3% lo supo en la infancia,
38.2% en la adolescencia, 10.7% en la juventud, 1.0% en la adultez y 4.5% no
recuerda, mientras que en cuanto a la identidad de género el 9.9 siempre lo
supo, 39.2% lo supo en la infancia, 22.8% en la adolescencia, 14.5% en la
juventud, 2.8% en la adultez y el 10.8% no recuerda.
Textualmente
hay que decirlo: es un gran desafío para los derechos humanos
acabar con conductas que vulneran principios fundamentales y necesarios como
los de igualdad, libertad y no discriminación; porque en su vida cotidiana, las
personas del colectivo LGBTTTI experimentan de forma frecuente expresiones de
violencia y restricciones sociales que afectan su bienestar y desarrollo.
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