Como si se tratara de un ave
fénix estelar, la nebulosa HuBi1 renace en este momento de sus cenizas, proceso
que es seguido por los observatorios más importantes del mundo, entre ellos el
Observatorio Astronómico Nacional en San Pedro Mártir (OAN-SPM) de la UNAM.
Laurence Sabin, Christophe Morisset
y Alexandre Alarie, especialistas del Instituto de Astronomía, en Baja
California, participaron en el estudio y están listos para darle seguimiento a
HuBi1, que en las próximas décadas se transformará en algo completamente nuevo.
Las nebulosas planetarias
constituyen una de las etapas finales en la vida de estrellas similares al Sol,
que tras agotar su combustible arrojan o eyectan sus capas externas de gas, y
forman una nube de gas ionizado en torno a una estrella que se convertirá en
enana blanca, precisó Sabin.
En esta nube las zonas más
cercanas a la estrella presentan una ionización o carga eléctrica mayor a las
más lejanas, pero tras analizar a HuBi1 un equipo internacional de astrónomos,
liderado por Martín Guerrero, del Instituto de Astronomía de Andalucía, se
percató de que esta nebulosa era diferente a las demás.
“Se hicieron nuevas
observaciones ópticas y espectroscópicas para estudiar mejor el objeto, y al
hacerlo se dieron cuenta de que la distribución de los iones era diferente a lo
que debería tener una nebulosa planetaria… estaban completamente al revés”,
comentó la investigadora.
Esto dio lugar a una
colaboración internacional para explicar la inversión en las cargas eléctricas
alrededor de la nebulosa, y para saber por qué el brillo de la estrella central
ha declinado constantemente en los últimos 50 años.
Hace poco menos de un año los
astrónomos de la UNAM siguieron con el OAN-SPM el objeto, ubicado a 17 mil años
luz de nosotros y cuya estrella original tenía 1.1 masas solares, es decir, era
muy similar a nuestro Sol.
Adicionalmente, diseñaron
modelos teóricos que pudieran explicar las particularidades de HuBi1, que
aparenta ser una típica nebulosa planetaria doble, pero cuya capa de gas
exterior se está recombinando, proceso por primera vez estudiado en esta etapa
de transformación.
“Lo que hoy sabemos es que en
lugar de apagarse, HuBi1 está renaciendo debido a un pulso térmico tardío, que
fusionó el helio de su superficie generando una especie de capullo de carbón a
su alrededor, mismo que hace que hoy sea 10 mil veces menos brillante a como
lucía en 1971”, precisó Morisset.
Los especialistas esperan que
el proceso de transformación de la estrella central dure al menos unas décadas,
y más importante aún, permitirá un seguimiento del objeto a escala humana.
El estudio de HuBi1, publicado
en la reciente edición de la revista Nature Astronomy, representa una
oportunidad única para los especialista de ver cómo se transforma la estrella
en un objeto pobre en hidrógeno, pues nunca antes se había visto este tipo de
eventos y se considera que hay muy pocos en la Vía Láctea.
Sabin aclaró que decir que la
estrella se encuentra en un proceso de renacimiento no significa que volverá a
brillar como nuestro Sol, sino que continuará siendo una estrella evolucionada
en la etapa final de su vida, por lo que este proceso es sólo una especie de
sobresalto.
“HuBi1 representa el
eslabón perdido en la transformación de las nebulosas planetarias y ofrece la
oportunidad única de revisar la evolución de este objeto que, al tener un
origen similar al Sol, simboliza un potencial final para nuestra propia
estrella, o algo que podría ocurrirle dentro de cinco mil millones de años”,
finalizó.
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