El 25 por ciento de los
trabajadores mexicanos sobrevive con menos de 88.36 pesos al día, lo que
representa una bomba de tiempo, pues debido a los bajos ingresos las familias
no pueden ahorrar y esto generará graves problemas sociales a futuro, estimaron
especialistas del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.
En conferencia de medios,
César Armando Salazar López y José Nabor Cruz Marcelo revisaron los más
recientes resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE),
presentada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI):
“Tenemos una bomba de tiempo para los próximos 15 años, pues sólo entre 20 y 30
por ciento de los trabajadores tiene la posibilidad de ahorrar para su retiro.
Es un círculo vicioso, pues las bajas remuneraciones no permiten acceder al
ahorro”, enfatizó Salazar López.
Los datos del INEGI, añadió el
especialista en análisis macroeconómico, muestran que hoy tenemos los mismos
porcentajes de población en pobreza y pobreza extrema que a inicios de la
década de los 90, cuando se firmó el TLCAN, y los motivos son varios:
Como parte del acuerdo, México
ofreció mano de obra barata, lo que generó que en la actualidad, de 53.8
millones de personas con un trabajo en el país, el 22 por ciento no reciba
ingresos por su labor, o perciba hasta un salario mínimo mensual, y sólo el
cuatro por ciento tenga sueldos por arriba de los cinco salarios mínimos.
Aunque se ha reducido la tasa
de desempleo en los últimos cinco años (3.34 por ciento en el segundo trimestre
de 2018), casi 60 por ciento de los trabajadores carecen de seguridad en el
empleo, lo que exacerba la precarización del mercado laboral, destacó el
especialista.
En 2008, alrededor del 11 por
ciento de los trabajadores ganaba más de cinco salarios mínimos al mes, y una
década después esta cifra se redujo a 4.5 por ciento.
Actualmente, la informalidad
laboral se estima en alrededor del 58.4 por ciento, y estos trabajadores no
cuentan con prestaciones básicas como acceso a servicios de salud, derecho a
una indemnización al término de la relación laboral o una pensión al retiro.
“La lógica de la Reforma
Laboral trató de flexibilizar estructuras rígidas de contratación, y aunque se
ha visto un incremento en el empleo, no es significativo, y no ha logrado
impactar en la estructura del mercado laboral”, remarcó Salazar López
Esta desigualdad, coincidieron
los universitarios, se debe a que los gobiernos no han tenido la capacidad de
generar empleos mejor remunerados y con protección social; por el contrario, se
favorece la generación de bajos salarios, que derivan en mayores niveles de
pobreza en la población, aun cuando hombres y mujeres trabajen por igual.
Si las condiciones de
precariedad no se modifican, para el 2045 o 2050 veremos que México desperdició
el bono demográfico y tendremos una población adulta con muy bajos recursos, lo
que comprometerá el mercado interno, precisó Cruz Marcelo.
Para revertir esta situación,
añadió Salazar López, es necesario fomentar un crecimiento con mayor inversión
y mejor definición del gasto social y en infraestructura.
“La parte sur del
país es la que tiene salarios más precarios; por ejemplo, pensar en actividades
productivas acordes a esta región es prioritario, con empleo de calidad. Hay
que pensar en soluciones fuera de las instituciones actuales”, concluyó Salazar
López.(información y fotografía DGCS-UNAM)
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