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Escuela digna

Se requieren escuelas dignas y funcionales que aseguren el derecho a aprender, esto lo sabemos desde hace mucho; hay evidencias claras de las condiciones en que se encuentran muchos planteles. Las demandas de los trabajadores de la educación, alumnos y padres de familia son las mismas desde hace décadas.

Resultados de las pruebas internacionales PISA muestran que 41.7 % de los estudiantes mexicanos obtienen bajo desempeño en Lectura; 56.6 % en Matemáticas y 47.8 %   en Ciencias. Los resultados no varían sustancialmente. Claro, siempre se tiene la esperanza de que, esta llamada “reforma educativa”, sí funcionará, que se basa en un “nuevo” modelo.

Al presentar el Panorama Educativo de México. Indicadores del Sistema Educativo Nacional 2016. Educación básica y media superior, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), demandó mayor financiamiento a la educación para contar con recursos humanos y materiales que garanticen mejores resultados de aprendizaje.

De acuerdo, porque en educación siempre hará falta dinero, pero hay que estar vigilantes, en qué se gasta, porque lo ideal es la inversión, pero llevamos ya sexenios de “funcionarios públicos” con aspiraciones presidenciales al frente, que se dedican a promocionar su imagen y a culpar a los maestros de todos los fracasos, resultados, claro de las decisiones que se toman en un escritorio.

El informe indica que: La escolaridad media de la población de 15 años o más, a nivel nacional, es de 9.2 grados, lo que significa que en promedio la población logra concluir la secundaria completa.

Pero hay que tener cuidado, ya que las evaluaciones revelan que se han otorgado certificados, sin que los egresados cuenten con las competencias necesarias, de manera tal que se podría dar el caso de tener alumnos de nivel superior, con severas carencias hasta en ortografía y operaciones matemáticas básicas.

Otros factores son las desigualdades que se presentan en todo el Sistema Educativo Nacional (SEN), por lo que el Estado mexicano debe realizar una mayor y más eficaz redistribución de recursos materiales y humanos para que se garanticen en la escuela las mismas oportunidades de acceso, permanencia y aprendizaje para todos los niños y jóvenes del país, en especial a la población y regiones con mayores carencias y rezago educativo.

Textualmente hay que decirlo: Es momento de dejar en la Secretaría de Educación Pública (SEP) un proyecto de verdad transexenal, con gente comprometida con la enseñanza pública, más aún, porque con los “servidores” con aspiraciones ya se perdió mucho tiempo.

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