El primer museo de ciencias
del país se pensó, conceptualizó, diseñó y construyó en la UNAM. Desde hace 25
años, Universum se ha consolidado como puente creativo e innovador entre la
ciencia y la sociedad civil, entre el quehacer científico y los miles de
visitantes en los que despierta desde asombro hasta vocaciones.
Científicos, divulgadores,
ingenieros, educadores, museógrafos, diseñadores, arquitectos, creadores y
otros especialistas, participaron en el proyecto de vanguardia con el que cerró
con broche de oro el primer periodo del rectorado de José Sarukhán, el 12 de
diciembre de 1992.
“Constituyó, en su momento, un
modelo claro de un museo de ciencias universitario, desde el desarrollo de las
ideas, la fabricación de los equipamientos y la construcción de las
exposiciones. Todos los que participamos estábamos vinculados con la UNAM”,
evocó el exrector responsable de convertir en realidad el proyecto.
En el teatro de Universum,
Sarukhán destacó que en la universidad “se pudo enseñar que podemos concebir y
echar a andar cosas de este tamaño y complejidad con una calidad que no le pide
nada a nadie, y podemos hacerlas aquí mismo”.
Celebró que este espacio se
haya mantenido hasta ahora, que esté tomando un nuevo aliento y que la UNAM
tenga un elemento de educación de la ciencia de primer orden para chicos y
jóvenes que aún no llegan a la universidad.
“Lo único que lamento es no haber hecho
encuestas entre los visitantes para evaluar qué tanto motiva vocaciones”,
señaló, mientras César Domínguez, director general de Divulgación de la Ciencia
(DGDC, a la que está adscrito el museo), captó atento la propuesta.
Otro de los artífices del
museo, el investigador emérito del Instituto de Física, Jorge Flores Valdés,
primer director de la ahora DGDC, narró la aventura que implicó convertir el
viejo edificio de grandes oficinas del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(Conacyt), en la casa del museo.
“Significó cavar hasta 30
metros y encontrarse con la lava del Pedregal de San Ángel, para construir este
auditorio, y revestir el edificio de concreto a fin de hacerlo más seguro y
recibir visitantes”, dijo.
Apoyado por fotografías de la
construcción, recordó por ejemplo, el alquiler en Estados Unidos de una grúa
enorme para poder recuperar la escultura estilizada de un puma que permaneció
en la explanada central.
BOLETO CONMEMORATIVO DEL METRO
Con motivo de los 25 años, se
emitió un boleto conmemorativo del Sistema de Transporte Colectivo Metro, y se
entregaron los primeros 100 boletos a César Domínguez.
El subdirector del Metro,
Jorge Javier Jiménez, celebró el trabajo conjunto con la UNAM y destacó
proyectos innovadores como el Túnel de la Ciencia en la estación La Raza y la
próxima pantalla para divulgación científica, que estará en la estación
Universidad. También informó que la estación Copilco se dedicará casi por
completo a mensajes universitarios.
Para cerrar el festejo, se reabrió
en el primer piso del museo la nueva sala Imaginario Matemático, que conserva
el estético Mosaico de Penrose y el Nautilus, pero integra variados
equipamientos interactivos, caleidoscopios y esculturas.
DE CARA AL SIGLO XXI
Por su parte, la actual
directora del recinto, Gabriela Guzzy Arredondo, comentó que Universum ha
tenido influencia en México para la creación de otros recintos de su tipo en el
país. Señaló que ahora el museo de las ciencias de la UNAM, se está preparando
de cara al siglo XXI.
El titular de la DGDC, César
Domínguez, expuso que hoy el museo está montado “sobre hombros de gigantes”.
“Las cosas se han hecho bien, pero tenemos la tarea de hacerlas mejor.
Universum deberá evolucionar y adaptar a las demandas del siglo XXI, a las necesidades
de un público cada vez más exigente, y hacerlo sin renunciar a su tarea
sustantiva”.
En la actualidad se extiende
en un entorno de más de 10 hectáreas dentro de Ciudad Universitaria, tiene 25
mil metros cuadrados construidos, de los cuales, 12 mil son destinados a
exposiciones permanentes.
Por su parte, William Lee
Alardín, coordinador de la Investigación Científica, destacó que cuando era
niño no había espacios como Universum, donde los chicos se pudieran acercar a
la ciencia. Celebró que en el museo la divulgación se haga transmitiendo toda
la complejidad de la ciencia, sin tratar de simplificar. “No se vale pretender
que el público no entiende lo que se le explica, eso no ayuda al objetivo de
comunicar la ciencia”.
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