El Templo Mayor es la raíz de
nuestra gran ciudad, y ahora con la iluminación, no sólo del sitio sino de
varios monumentos históricos, el público que asista por las noches descubrirá
cosas maravillosas que la luz va a destacar de forma distinta.
Este lugar cultural es el
resultado del denominado Proyecto Templo Mayor, que en marzo próximo celebrará
40 años de trabajo e investigación fructífera.
A lo largo de esas cuatro
décadas se han realizado destacados descubrimientos, como los de los monolitos
de la Coyolxauhqui y Tlaltecuhtli, así como innumerables investigaciones en
torno a ofrendas, arquitectura del templo y materiales hallados, entre otros
temas.
Es la capital de la antigua
civilización mexica, la cual resplandeció la noche del pasado miércoles, cuando
fue inaugurada la iluminación general del sitio, lo que a decir de María
Cristina García Cepeda, secretaría de Cultura, permitirá redescubrir nuevas
formas y relieves en los vestigios situados en el corazón de la urbe mexicana.
Al encendido de las luces, que
estuvo a cargo del jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel
Mancera, también acudió el antropólogo Diego Prieto Hernández, director general
del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH); Patricia Ledesma,
directora del Museo del Templo Mayor; Eduardo Vázquez, secretario del Cultura
de la Ciudad de México, y José Mariano Pérez Leyva, director general del
Fideicomiso Centro Histórico.
Este proyecto es el resultado
de un trabajo conjunto con el Gobierno de la Ciudad de México.
Para los mexicas, el Templo
Mayor ocupaba el centro del universo y por esa razón no podía ser cambiado de
lugar. A ello se debe que cada vez que querían agrandarlo, se construía un
nuevo edificio sobre el anterior conservando las mismas características
fundamentales, es decir, dos capillas en la cúspide y escalinata doble en la
fachada principal. De esta manera se procedió, al menos en siete ocasiones.
La zona arqueológica del
Templo Mayor comprende 1.2 hectáreas, predominando sin duda el edificio
religioso más importante de Tenochtitlan, dedicado a Huitzilopochtli, dios
solar de la guerra, y a Tláloc, el dios de la lluvia. Sin embargo, en sus
inmediaciones se rescataron otras construcciones relevantes: hacia el norte
tres adoratorios de menor tamaño, entre ellos un Altar Tzompantli y uno de dos
templos rojos dedicados al dios Xochipilli, así como la Casa de las Águilas, de
mayores proporciones; hacia el poniente, y muy cerca de donde se encuentra el
museo, pueden apreciarse los vestigios parciales de la gran plataforma que
limitaba al recinto sagrado de México-Tenochtitlan por sus cuatro costados.
Finalmente, hacia el sur se halla el segundo de los templos rojos consagrados
al dios Xochipilli, los cuales por cierto imitan el estilo arquitectónico
teotihuacano.
Especialistas del Museo del
Templo Mayor indican que el recinto sagrado prehispánico era una gran plaza de
forma cuadrada, de aproximadamente 350 x 350 metros, cuyo piso estaba formado
por losas de piedra y que alojaba en su interior, de acuerdo con la obra de
fray Bernardino de Sahagún, 78 edificios y lugares dedicados al culto
religioso, de los cuales unos 36 se han podido detectar arqueológicamente incluyendo
altares, el juego de pelota, el templo semicircular dedicado al dios
Ehécatl-Quetzalcóatl, el Calmécac, uno de los edificios llamados Cuauhxicalco y
el Templo del Sol, entre otros.
Este espacio, como ya se dijo,
estaba separado del resto de la ciudad por una gran plataforma con escalinatas
hacia ambos lados y de él partían las tres grandes calzadas que a su vez
comunicaban la ciudad con la tierra firme: hacia el sur la de Iztapalapa, hacia
el poniente la de Tlacopan (Tacuba) y hacia el norte la de Tepeyac. Los únicos
que tenían acceso permanente al recinto sagrado eran los sacerdotes, guerreros,
gobernantes y estudiantes del Calmécac; la gente común sólo tenía permitida la
entrada durante la celebración de las fiestas cívico-religiosas, convirtiendo al
recinto en un verdadero centro de convivencia masiva.
El horario de vista tanto a la
zona arqueológica como al museo de sitio es de martes a domingo de 9:00 a 17:00
horas; costo de ingreso: 70 pesos; entrada gratuita para estudiantes, maestros
y adultos mayores con credencial, los domingos el acceso es libre para público
nacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario