Bajo el blanco que armoniza
con su saco azul oscuro y el cabello apresado bajo la cofia que la acredita
como enfermera, Guisety López Cantera refleja confianza; es el insumo principal
de su vocación ante el cuidado de la vida, el valor imprescriptible en el que
académicamente fundamentó su trabajo recepcional: “La experiencia de autorizar
la donación de órganos en un familiar con muerte encefálica”, que le permitió
el grado de licenciada.
Según cifras citadas en su
investigación, en México existen alrededor de 20 mil 150 personas en espera de
un órgano y casi cinco mil 450 pacientes trasplantados.
La alumna otomí de la
Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia (ENEO), originaria del Valle del
Mezquital, Hidalgo, comentó que la motivación principal en el abordaje de un
problema de salud pública como la donación de órganos, la encontró en la baja
cultura de cesión de vida que se registra en nuestro país.
“La situación se vuelve aún
más compleja al tratarse de alguien con muerte encefálica (cerebral), pues la
donación depende en su totalidad de la autorización de sus familiares, y la
decisión transita por un cúmulo de factores socioculturales, incluso al
cuestionarse si el paciente está vivo o muerto”, explicó López Cantera.
Por ello, su propuesta
principal consiste en emprender un proceso para sensibilizar a la población.
“Es importante que las enfermeras y enfermeros formemos parte de los comités de
donación en los nosocomios, que la información sea clara y precisa para
terminar con la incapacidad de convertir potenciales donantes en donantes
reales”.
La becaria del PUIC dijo que
la situación la orilló a pensar en la elaboración de un manual o guía al
respecto.
Tesis
Guisety es la primera integrante
de su familia en lograr un título por la UNAM, gracias al apoyo del Sistema de
Becas para Estudiantes Indígenas (SBEI) del Programa Universitario de Estudios
de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad (PUIC).
“Aquí, en la ENEO, somos
muchas personas las que venimos de fuera, creo que hay un alto índice de
estudiantes de enfermería que tienen beca; en particular, el cuidado está muy
relacionado con todo lo cultural, lo aprendemos desde nuestras raíces y de ahí
viene toda esa actitud como personal de enfermería, que nos complementa y nos
hace más fuertes”, expresó.
Su trabajo recepcional fue
elaborado durante su pasantía en el Instituto Nacional de Neurología y
Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez”, en donde analizó 114 expedientes de
individuos con muerte encefálica; en el 68 por ciento de los casos no existió
voluntad para la donación.
El 24 por ciento de los
órganos cedidos fueron córneas y riñones, y fueron las mujeres las más
proveedoras.
Los jurados en el examen
profesional fueron los profesores Virginia Reyes Audiffred, Norberta López
Olguín y su asesora Teresa Sánchez Estrada.
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