domingo, 21 de diciembre de 2014

100 años del descubrimiento del Templo Mayor



La exposición 100 años del Templo Mayor. Historia de un descubrimiento permite reconstruir, a través de información inédita, la investigación primigenia que inició hace un siglo el arqueólogo y antropólogo Manuel Gamio en el espacio que ocupa el Templo Mayor de México-Tenochtitlan, la cual resalta su dimensión humana y su pasión por la arqueología.          
El entusiasmo y pasión de Manuel Gamio por su quehacer profesional, sumados a su afán por hacer evidente la hondura de la historia de las comunidades indígenas, fueron elementos centrales de su producción intelectual.
Esta exposición que se presenta en el Museo del Templo Mayor permite reconstruir los trabajos realizados por Gamio en un predio del primer cuadro de la ciudad, cuya larga e interesante historia, que se remonta al siglo XVI, se recrea con todo detalle.
Algunos documentos que esta muestra alberga permiten corroborar que, entre el 6 y 16 de mayo de 1914, Gamio identificó los primeros vestigios del principal templo del recinto sagrado tenochca. Iniciaba con ello un trabajo que hoy continúa y que forma parte medular de las tareas del INAH.
El arqueólogo Eduardo Matos señaló que con esta muestra se conmemoran tres cosas fundamentales: el hallazgo de Gamio de los primeros vestigios del Templo Mayor hace 100 años, la continuación de los trabajos en este recinto sagrado a través del proyecto de investigación que inició en 1978 con el descubrimiento del monolito de la Coyolxauhqui, y el 75 aniversario del INAH, que rinde homenaje a esta figura central de la arqueología y la antropología.
Carlos Javier González, director del MTM, indicó que en la exposición se presentan algunas de las piezas arqueológicas halladas por Gamio, así como un fragmento de banqueta policroma con guerreros en procesión en relieve, estudiada por Hermann Beyer, especialista alemán, quien tituló a esta pieza “La procesión de los señores” y constituyó uno de los hallazgos más importantes.
También se exhibe la cabeza de diorita de la diosa Coyolxauhqui, hallada en el siglo XIX, la cual había sido removida de su lugar pero que sin duda formaba parte del discurso escultórico del Templo Mayor.


(Información INAH/ Fotos Héctor Montaño y Manuel Curiel-INAH)

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