La exposición 100 años del
Templo Mayor. Historia de un descubrimiento permite reconstruir, a través de
información inédita, la investigación primigenia que inició hace un siglo el
arqueólogo y antropólogo Manuel Gamio en el espacio que ocupa el Templo Mayor
de México-Tenochtitlan, la cual resalta su dimensión humana y su pasión por la
arqueología.
El entusiasmo y pasión de
Manuel Gamio por su quehacer profesional, sumados a su afán por hacer evidente
la hondura de la historia de las comunidades indígenas, fueron elementos
centrales de su producción intelectual.
Esta exposición que se
presenta en el Museo del Templo Mayor permite reconstruir los trabajos
realizados por Gamio en un predio del primer cuadro de la ciudad, cuya larga e
interesante historia, que se remonta al siglo XVI, se recrea con todo detalle.
Algunos documentos que esta
muestra alberga permiten corroborar que, entre el 6 y 16 de mayo de 1914, Gamio
identificó los primeros vestigios del principal templo del recinto sagrado
tenochca. Iniciaba con ello un trabajo que hoy continúa y que forma parte medular
de las tareas del INAH.
El arqueólogo Eduardo Matos
señaló que con esta muestra se conmemoran tres cosas fundamentales: el hallazgo
de Gamio de los primeros vestigios del Templo Mayor hace 100 años, la
continuación de los trabajos en este recinto sagrado a través del proyecto de
investigación que inició en 1978 con el descubrimiento del monolito de la
Coyolxauhqui, y el 75 aniversario del INAH, que rinde homenaje a esta figura
central de la arqueología y la antropología.
Carlos Javier González, director del MTM,
indicó que en la exposición se presentan algunas de las piezas arqueológicas
halladas por Gamio, así como un fragmento de banqueta policroma con guerreros
en procesión en relieve, estudiada por Hermann Beyer, especialista alemán,
quien tituló a esta pieza “La procesión de los señores” y constituyó uno de los
hallazgos más importantes.
También se exhibe la cabeza
de diorita de la diosa Coyolxauhqui, hallada en el siglo XIX, la cual había
sido removida de su lugar pero que sin duda formaba parte del discurso
escultórico del Templo Mayor.
(Información INAH/ Fotos Héctor
Montaño y Manuel Curiel-INAH)
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