Durante la atención de la
escultura del siglo XVIII, estudios revelaron que posee ocho piezas dentales
reales, no de hueso de animal como era lo habitual, sino de humano,
determinaron especialistas.
La imagen es venerada en el
templo de San Bartolo Cuautlalpan, en Zumpango, Estado de México.
Recientemente especialistas en restauración
del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) descubrieron, mediante
una radiografía, que la escultura policromada del Cristo de la Paciencia, que
se venera en Zumpango, Estado de México, posee piezas dentales y no de hueso de
animal como era lo habitual para las tallas del siglo XVIII como ésta.
“Es común que las esculturas
tengan dientes, pero normalmente son de madera o huesos tallados
individualmente o como una placa, pero en este caso tiene ocho dientes de un
adulto, incluso se puede apreciar hasta la raíz”, indicó la restauradora Fanny
Unikel, responsable del Taller de Restauración de Escultura Policromada de la
Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM).
La especialista, quien
encabezó los trabajos de restauración de la pieza, explicó que la dentadura
probablemente fue donada como agradecimiento o acercamiento con las imágenes
religiosas. Los feligreses regalan su cabello para hacer las pelucas de los
santos, ropa o dinero. Normalmente dientes y uñas se elaboran con huesos y
cuernos de animales, de ahí lo peculiar de este Cristo.
El hallazgo se logró
mediante la radiografía tomada previamente, antes de emprender el trabajo de
restauración del que fue objeto, la cual fue interpretada por la doctora
Josefina Bautista, especialista en cráneos humanos del INAH, quien confirmó que
se trata de dientes de un adulto.
Unikel explicó que los
dientes están en perfecto estado a pesar de que es una escultura del siglo
XVIII. “Es la primera ocasión en que se encuentran dientes humanos en una
escultura”.
El Señor de la Paciencia
pertenece al templo de San Bartolo Cuautlalpan, en Zumpango; mide 1.15 m de
alto x 45 cm de ancho y 87 cm de profundidad, y está en posición sedente.
El estado de conservación de
la obra es estable, lo que tiene que ver tanto con la manufactura en la talla,
como con la forma en que se armó el embón y la calidad de su policromía. “Es
una escultura que siempre está vestida y sólo sale del templo en Semana Santa
para recorrer el pueblo; es muy apreciada por la comunidad y eso se ve en la
base, donde hay distintas capas de policromía que indican que lo querían presentar
con dignidad”.
De acuerdo con Irlanda
Lemoine, estudiante del taller, una vez efectuado el análisis y detectados los
daños, se comenzó su atención con un proceso de limpieza, posteriormente se
fijaron las partes escamadas en la planta del pie, se resanó y se hizo una
reintegración cromática con la técnica de rigatino (rayado de distintos tonos),
especificó.
Asimismo, al anda en la que
se apoya el Cristo de Paciencia se le recuperó su policromía original de
tonalidades verde y rojo en los laterales y las molduras, que se hallaron
debajo de un repinte moderno de color beige.
Los especialistas del INAH
también repusieron una moldura perdida y reintegraron los faltantes de pintura
en el torso, sendal, piernas y planta de los pies.
Liga de video de la
restauración del Señor de la Paciencia: http://youtu.be/Z-OqM89EagY
(Información e imágenes INAH)
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