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¿Bono
poblacional?
Deben ser la palanca de
desarrollo de la nación, pero una buena parte de ellos carece de acceso a la
educación de calidad y a un empleo con salario justo. En México durante 2016,
42.9% de los jóvenes vivía en situación de pobreza. De ellos, el 54.1% estaba
ocupado, el 4.3% desocupado y el 41.5% era población no económicamente activa.
Las condiciones y la rigidez
del mercado laboral tales como el costo elevado de despido, los altos impuestos
sobre la nómina y la naturaleza de la gestión de las relaciones laborales
pueden afectar la creación de empleos formales, incluyendo aquellos dirigidos a
jóvenes, se estima en un análisis del Consejo Nacional de Evaluación de la
Política de Desarrollo Social (CONEVAL).
México se encuentra en un
proceso de transición demográfica que se caracteriza por el engrosamiento de la
parte media de la pirámide poblacional.
La estructura demográfica
conlleva dos importantes retos: 1) brindar a los jóvenes educación y trabajo
suficiente de buena calidad; y 2) garantizarle a esta población la
disponibilidad futura de un sistema de seguridad social que les permita vivir
su vejez en situaciones decorosas.
Pero, es necesario reconocer
que la oferta de empleo en el país, particularmente para los jóvenes, depende
de múltiples factores y, por lo tanto, su dinámica está influida por causas tan
diversas como el entorno económico internacional, el cambio tecnológico en los
procesos de producción, la demanda interna, la calidad de la formación de los
futuros trabajadores o las políticas públicas.
La población joven representa
una cuarta parte del total del país; para el primer trimestre de 2018 había
aproximadamente 31.1 millones de jóvenes entre 15 y 29 años que representaban
el 29.3% de la población económicamente activa (PEA) (alrededor de 16
millones), de los cuales el 63.4% son hombres y 36.6% mujeres. En ambos sexos,
poco más de la décima parte estudia; sin embargo, se observa una diferencia
relevante en el porcentaje que trabaja y realiza quehaceres domésticos, ya que
en los hombres representa el 56.8%, mientras que en el caso de las mujeres es
el 84%; de la misma forma, una cuarta parte (23.9%) de los hombres se dedican
exclusivamente a alguna actividad económica, mientras que las mujeres en dicha
situación no superan ni el 4%.
Textualmente
hay que decirlo: La evidencia muestra que las intervenciones
sobre educación laboral y capacitación generan que los jóvenes desarrollen
competencias profesionales específicas.
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