Como una forma de contribuir
a que el migrante mexicano mejore su calidad de vida, su proceso de
incorporación y adaptación en Estados Unidos, la UNAM Chicago ofrece cursos de
capacitación laboral en computación, técnicas de cocina, de bar, para meseros,
inglés para restauranteros y el curso y examen de salubridad para gerencia de
servicios alimenticios de Illinois.
Es la primera vez que esta
casa de estudios brinda esas actividades académicas con la finalidad de
promover la educación en este sector y hasta ahora hemos logrado resultados
satisfactorios, destacó Arturo Castro, responsable de Vinculación y Difusión
Cultural de esa entidad.
Al llegar a esta sede el director
y yo platicamos de la necesidad de formalizar los oficios que la mayoría de los
migrantes mexicanos desempeña en Chicago (en la industria hotelera, la
manufactura y mantenimiento de pastos); entonces decidimos atender esa área y
ofrecer cursos para mejorar sus habilidades en la materia, comentó.
Fue así que se diseñaron
programas enfocados a esas industrias, para que quienes se ocupan en el área
aprendan más habilidades orientadas a los servicios que ofrecen; es decir, “les
enseñamos a ser bartender, un mejor mesero o a desarrollar sus habilidades en
computación”, ejemplificó.
Con el de bartender pueden
tener mejores ingresos, y si quienes lo toman son meseros o garroteros pueden
aspirar a un mejor puesto. “Es un curso formal de 30 horas y el manual de
capacitación se basa en la estructura de los manuales en hoteles de servicio de
lujo”.
Un componente adicional es
la psicología de la venta. “Los orientamos para que ofrezcan, en inglés, los
productos más caros del menú y así obtener mayores ganancias”.
La forma de dirigirse a un
cliente en un establecimiento de lujo es diferente que la empleada en otros
sitios. “En nuestro curso el servicio de vinos está enfocado a restaurantes de
mantel blanco; no obstante, quien ya lo tomó puede ajustarlo”, señaló Arturo
Castro.
El inglés que aprenden aquí
y la forma de dar el servicio los distingue de otros bartender y eso también lo
notan los clientes, remarcó. El curso va acompañado de una licencia de servidor
responsable de alcohol que, por ley, exige el estado de Illinois a quienes
sirven y venden bebidas alcohólicas.
También, abundó, se brinda
un curso de certificación sanitaria, reconocido por Illinois, donde por ley (al
igual que en otros estados), siempre que se manipulen alimentos en un
establecimiento debe haber presente un empleado o gerente acreditado en este
programa. “La constancia mejora su situación laboral, les permite contratarse
con mayor facilidad o en mejores condiciones”.
Otra actividad que realizan
en la UNAM Chicago es mejorar las competencias de los padres latinos para que
brinden mejor apoyo académico y socioemocional a sus hijos en EU. Hace unos
años se emitió el decreto “ningún niño se debe quedar atrás”, y bajo este precepto
se destinan fondos federales a las escuelas públicas para que inviertan en
cursos de preparación académica o social para los padres o tutores, explicó.
Ante esta oportunidad,
señaló, la Universidad Nacional creó un menú de oferta de este tipo de talleres,
por medio del Sistema de Escuelas Públicas de Chicago. “Les enseñamos a
fomentar la inteligencia emocional en sus hijos, a escucharlos mejor, a navegar
en Internet con seguridad, apoyarlos a hacer la tarea en la computadora y les
mostramos la importancia de la música como vehículo de identidad para alumnos
latinos”.
Los cursos de computación
van desde el nivel básico hasta el uso seguro de Internet y paquetería de
Microsoft Office, apuntó. Además, el de técnicas de cocina es una oportunidad
importante para quienes desean satisfacer las demandas de los puestos más altos
dentro de las cocinas profesionales.
En tanto, el programa de
inglés para restauranteros se enfoca en la reducción del acento, vocabulario de
trabajo, técnicas de servicio, lenguaje apropiado para las fases del servicio,
interacciones entre el mesero y la gerencia, así como trabajo en equipo.
Hace cuatro años, cuando
empezaron a dar estos cursos, lo hacían con un promedio de ocho a 15 alumnos
por clase, ahora cuentan hasta con 27.
“Es gratificante
saber que contribuyo a mejorar su vida para que se adapten mejor a su entorno y
formalicen las actividades laborales que realizan. La intención de la UNAM es
adecuarse a las necesidades que tienen, a su estilo de vida, con los horarios
más convenientes y a un costo que puedan pagar”, finalizó el universitario.
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