Las vicisitudes que pasaron
los jesuitas tras su expulsión del Colegio Noviciado de Tepotzotlán, el 25 de
junio de 1767, hasta su llegada a Bolonia, un año y cuatro meses después, se
narran en el libro Hacia el destierro. Diario de viaje de un jesuita expulso de
Tepotzotlán, texto escrito hace más de 200 años.
La obra, coeditada por el
Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y Plaza y Valdez,
pertenece a los archivos de la Compañía de Jesús de la Ciudad de México. Este
pequeño diario es de enorme interés porque da cuenta de un capítulo de la
historia del Antiguo Colegio de Tepotzotlán, hoy Museo Nacional del Virreinato.
“El diario detalla
minuciosamente aspectos de la vida cotidiana en una embarcación del siglo XVIII
y el estado de ánimo en que se encontraban los expulsos de Tepotzotlán”,
explicó la doctora Alma Montero, coordinadora del área de investigación del
MNV, quien realizó el trabajo paleográfico del texto.
Su interés por indagar sobre
la forma de vida de la orden religiosa la llevó a varios archivos. En México,
Luis Octavio Solís Lozano, sacerdote jesuita y director del archivo, le
proporcionó diferentes materiales para su investigación, entre ellos un pequeño
libro que narraba uno de los episodios más trascendentales de la Compañía de
Jesús: la expulsión.
“Acudí al archivo de la
Compañía de Jesús y el padre Luis Octavio Solís me permitió estudiar el
documento de excelente caligrafía, escrito con el interés en dejar un
testimonio de lo ocurrido tras su salida de Tepotzotlán; desconocemos quién lo
redactó, pero suponemos que fue uno de los jóvenes novicios”, asevera la
historiadora.
El diario anónimo, de más de
70 fojas, comienza la madrugada del jueves 25 de junio de 1767, cuando a las
puertas del recinto se presentaron José Villarroel, real comisionado, su asesor
Francisco Londoño y la guardia real para leer el decreto de expulsión firmado
por el rey Carlos III de España.
Una vez que abandonaron
Tepotzotlán, iniciaron su periplo hacia Veracruz, donde esperaron dos largos
meses para embarcarse; eso ocasionó que muchos se contagiaran de fiebre
amarilla. Finalmente lograron subir a una pésima nave llamada San Miguel (La
Bizarra), que los condujo hasta puertos españoles para seguir por tierra hasta
Bolonia. Ahí fueron recibidos los jesuitas de la Nueva España y de los otros
virreinatos.
La doctora en historia de
América Latina señala que el viaje emprendido por los jesuitas de Tepotzotlán a
Italia fue extremadamente largo, porque en el siglo XVIII el recorrido por
barco de Veracruz a Europa tardaba aproximadamente tres meses; sin embargo,
ellos hicieron un año, dos meses y veintiún días desde su salida de Tepotzotlán
a Bolonia, Italia.
“El retraso se debió a que los
llevaron por caminos secundarios. La Corona temía que se desataran revueltas en
las grandes ciudades porque gran parte de la población no quería que se fueran,
y tras su retraso de dos meses en Veracruz se embarcaron hacia La Habana. En el
trayecto, el mal tiempo los hizo perder el timón y se quedaron en Cuba una
temporada para reparar la nave”. Finalmente arribaron al puerto de Santa María,
España; de ahí continuaron su viaje por tierra a Bolonia, Italia, donde los
humanistas iniciaron sus clases el 19 de octubre de 1768.
La investigadora señaló que
el libro contiene toda la transcripción paleográfica del documento para que los
lectores conozcan un hecho histórico y disfruten de una gran narración, porque
está escrita de una forma casi novelada. “Sólo se hicieron notas de pie de
página, una introducción y se incluyen resúmenes sobre las biografías de los
jesuitas expulsos”.
La expulsión de la Compañía
de Jesús no sólo se dio en Tepotzotlán, sino en otros centros jesuitas de la
Nueva España. En 1767 los campanarios fueron intervenidos y las tropas se
apostaron en las puertas de los templos.
“De los 678 jesuitas que
salieron al destierro, 34 perdieron la vida por vómito prieto (fiebre amarilla)
en el puerto de Veracruz; 19 murieron en La Habana; 11 más en altamar y 9 en el
Puerto de Santa María, España, sin tener en cuenta a los misioneros del
noroeste que salieron de Sonora y Sinaloa, de los cuales fallecieron 20”.
El destierro y la continua
persecución de la compañía provocaron que dos de los jesuitas expulsos de
Tepotzotlán perdieran la razón: Mariano José Calderón y José Castañeda, quienes
están enterrados en Bolonia, Italia, de acuerdo con documentos localizados en
esa ciudad italiana.
El relato, más allá de
hablar de posturas religiosas, es una historia muy intensa de una situación que
vivió un grupo de personas, apuntó la especialista.
Alma Montero dijo que el
diario termina en el intento de organización de la Compañía en Bolonia, “pero
ya no narra el momento más dramático que ocurrió seis años después, en 1773,
cuando el papa Clemente XIV suprimió la orden y ya no podían llamarse jesuitas
ni vestirse como tales, por lo que muchos de los jóvenes novicios que no habían
realizado sus votos se casaron con italianas”.
El hallazgo de este material
forma parte de un estudio más amplio realizado por Alma Montero, que incluyó el
análisis de documentos de archivo, fuentes bibliográficas y un registro
fotográfico realizado en México, España e Italia.
Con base en ese trabajo curó
la exposición Jesuitas. Vida y expulsión en Tepotzotlán, presentada en octubre
de 2008 en el MNV, y el libro Jesuitas de Tepotzotlán: la expulsión y el amargo
destierro.
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