J. Adalberto Villasana
Carlos Peláez Fuentes, “El
once nocturno” rebasó las expectativas del fotoperiodismo policiaco; aún en
detrimento de su integridad física se expuso para capturar las imágenes que le
dieron prestigio a LA PRENSA. Retrato balaceras y accidentes; cubrió
inundaciones, terremotos, hechos en los que se distinguió por la oportunidad de
la foto.
Está historia empezó en 1965,
cuando un joven de 17 años de edad ingresó al Diario de las Mayorías. Fue
asignado al Departamento de Fotografía, donde se desempeñó inicialmente como
ayudante y laboratorista, para el revelado e impresión fotográfica. Un año
después recibió la oportunidad de empezar a hacer sus primeras coberturas.
Y, como la mayoría de quienes
conforman la planta informativa de LA PRENSA, fue asignado a la cobertura de
policía, pero con la salvedad de que sería en la noche y madrugada; jamás dijo
que no se podía y muy pronto, el 8 noviembre de 1966 logró su primera
contraportada, al cubrir un accidente en la Colonia Doctores, el saldo fue de
tres lesionados y capturó el momento en que socorristas los atendían.
“Cubríamos la Cruz Roja y, al
ver las fotos oportunas que hacíamos empezaron a mandar fotógrafos de varios
periódicos. Muchos de ellos hechos en LA PRENSA”, relata Peláez Fuentes, quien
laboró 46 años en “El periódico que dice lo que otros callan”.
Los “once” es la clave con la
que se conoce a los fotógrafos de prensa que cubrían las actividades de Cruz
Roja. Viajaban en una ambulancia de esa institución, generalmente en el día,
pero a Carlos Peláez le fue asignado el horario nocturno y de madrugada, fue
este rotativo el primero en tener la cobertura de este horario, por eso, el
denominativo “once nocturno”.
Muchos años después, con la
alegría del deber cumplido, narra anécdotas, que pudieron terminar en tragedia;
como cuando se volcó la ambulancia en la que iba, o el accidente carretero de
marzo de 1980, en el que capturó la imagen de cuando un socorrista está en el
aire, luego de ser arrollado por un auto. En ese momento tuvo la pericia para
disparar la cámara fotográfica.
El Rutas mató a cuatro
policías
Jorge Camarena alias “El
Rutas” tenía ingresos a la penitenciaría, era incluso, según dijo él, amigo de
los policías, sin embargo las calles de la Colonia Olivar del Conde fuero en
escenario de una cruenta balacera que dejó un saldo de cuatro guardianes del
orden asesinados, mientras que el agresor resultó herido.
LA PRENSA dio testimonio de
las oportunas imágenes capturadas por la lente de Carlos Peláez, quien ingresó
a la vecindad de Olivar del Conde, sólo detrás del comandante de la policía con
su cámara fotográfica en mano.
Al llegar frente al zaguán, se
protegió a un costado de un automóvil estacionado; cuando su instinto le dijo
que ya era posible salir ingresó a la vecindad que erar tomada por los
guardianes del orden.
El Rutas caía herido, luego de
dejar tres policías muertos en el lugar, uno más perecería en el hospital.
Era el 26 de julio de 1974,
Camarena ingresó herido al hospital central de Cruz Roja, donde fue
entrevistado por “El periódico que dicen lo que otros callan”, y Peláez
inmortalizó en momento en una postal.
La cama de hospital fue el
confesionario de El Rutas, quien aceptó sus errores, pero citó que, incluso era
amigo de los policías, pero las cosas salieron mal; “véanme bien, porque mañana
amaneceré muerto”, dijo; estaba en lo cierto, al día siguiente amaneció muerto;
según el reporte médico, a consecuencia de las lesiones que tuvo durante su
captura. Así eran las cosas en aquel entonces.
Por casi dos décadas Carlos
Peláez documentó los casos policiacos con su cámara, pero la tradición
continúo, porque aún y cuando fue asignado a otras áreas, incluso la Jefatura
del Departamento de Fotografía, jamás ha perdido la inquietud de tomar su
cámara fotográfica y registrar un suceso. Es una historia en la gran historia
de LA PRENSA.
NOTA: Esta publicación se
realizó en la edición del 90 aniversario de LA PRENSA el 28 de agosto de 2018.
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