En estos acervos, la historia
de cómo han ocurrido los cambio en los mares de México es contada por peces,
invertebrados marinos, crustáceos, equinodermos, esponjas marinas y muchas
otras especies acuáticas.
Se trata de las colecciones
del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la UNAM, invaluables y
únicas. Son verdaderos observatorios de costas, mares y lagos, afirmó Elva
Escobar Briones, directora de esa entidad.
Son de las más importantes del
país por su origen y porque ha habido continuidad y cuidado para mantenerlas.
Constituyen tesoros de datos científicos, muestras orgánicas y evidencia de las
modificaciones de la diversidad de los mares mexicanos.
“Tenemos el compromiso de
conservar este legado, que contiene herramientas de evaluación que describen
cómo cambia la diversidad con el paso del tiempo y con la presencia del ser
humano en los mares y en las costas”, dijo.
Para fomentar el intercambio
entre los responsables de estas colecciones y especialistas nacionales y
extranjeros interesados en utilizarlas para su trabajo científico, la entidad
universitaria organizó la reunión académica “Colecciones del ICML: Contribución
al Conocimiento de los Mares de México”.
En la inauguración, en el auditorio
Agustín Ayala Castañares, Escobar añadió que para nuestro país ese capital
natural es importante porque provee información para la toma de decisiones,
prevención, conservación, investigación y para el uso sustentable de los
recursos marinos y sus ecosistemas.
Taxonomía para observar la
diversidad biológica
Las colecciones del Instituto
forman parte de un conjunto de datos y muestras que fueron colectados por
décadas, y muchas datan de la primera mitad del siglo pasado.
Del cúmulo de peces, conchas o
esponjas que se colectan en el mar, se obtiene un material organizado, capaz de
catalogarse con datos georreferenciados del sitio de origen, con detalles de la
especie en bases de datos.
“Para el país son herramientas
de gran valor porque permiten que a través de la taxonomía se dé la base de la
observación de la diversidad biológica”, subrayó Escobar.
Estudiarla es un asunto
complejo porque tiene muchas escalas de tiempo y espacio, así como varios
niveles de organización, que van desde genes hasta escalas geográficas.
Las colecciones se vinculan
con diferentes redes en el país para dar a conocer cómo cambian muy
específicamente esponjas o poliquetos, peces y especies de importancia
comercial, según las variables esenciales biológicas y oceanográficas, que son
necesarias para interpretar a la biodiversidad.
Los estudios se completan con
diferentes herramientas con las que cuenta el Instituto, la UNAM, y otras que
se obtienen mediante colaboraciones en el marco regional e internacional:
sensores remotos, estudios del color del mar y métodos de análisis como la
fluorometría, añadió.
Ejemplares únicos y
especializados
En el acervo universitario
destaca la Colección Ictiológica, que custodia y conserva especies de peces
marinos, salobres y de agua dulce en México. Tiene su origen en el material del
antiguo Museo Nacional de México (posteriormente nombrado Museo de Historia
Natural Chopo), entregado al entonces Departamento de Ciencias del Mar y
Limnología, del Instituto de Biología, en 1969.
La Colección Malacológica,
desarrollada por Antonio García Cubas en la década de 1950, se refiere al
estudio de moluscos, un abundante grupo animal con gran cantidad de especies
descritas. Una división de la malacología, llamada conquiliología, estudia los
moluscos con concha, de los que hay notables ejemplares en el acervo
universitario.
Por su parte, la Colección
Ecología Pesquera de Crustáceos analiza la biodiversidad de megacrustáceos y de
los recursos pesqueros de la plataforma y talud continental de las costas del
Golfo de México (Tamaulipas a Quintana Roo). El objetivo de este proyecto es
determinar la biodiversidad bentónica (del fondo marino), las asociaciones
comunitarias, abundancia y distribución de etapas larvarias de camarones,
recursos pesqueros potenciales y toxinas de caracoles y babosas marinos, entre
otros gasterópodos, en fondos suaves del talud continental del Golfo.
Al referirse a la reunión,
Escobar Briones resaltó que el objetivo fue el acercamiento entre curadores de
las colecciones del ICML y de otras instituciones interesadas en la diversidad
biológica del país, vinculadas a programas internacionales.
“Esto nos permite definir
prioridades para las colecciones y reconocer cuáles serán los retos futuros.
Utilizando los datos que ya tenemos, planearemos la mejor manera de conocer la
diversidad del país”.
(Información y fotos
DGCS-UNAM)
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