“El Instituto Nacional de
Antropología e Historia (INAH) cuenta con más de 200 investigadores en el
ámbito de la antropología social, la historia y la lingüística, quienes llevan
décadas de trabajo y experiencia acumulada en torno al estudio de las lenguas
maternas, cuyo día internacional se conmemora el 21 de febrero”, dijo el
antropólogo José Antonio Machuca Ramírez, quien impartió la conferencia
Patrimonio Cultural Inmaterial en México, en la XXXVII Feria Internacional del
Libro del Palacio de Minería.
“La lengua es un modo de
conceptualizar el mundo, de entenderlo, interpretarlo y sentirlo; es
conceptual, pero también implica la comprensión en un sentido múltiple, por ello
decimos que con la muerte de un idioma también muere una cultura. Con relación
a la diversidad de lenguas indígenas, se ha trabajado para vincular los
derechos lingüísticos de los pueblos indígenas con el plano constitucional”.
El INAH estudia las lenguas
en un contexto cultural que abarca diversos rubros, desde el trabajo
etnográfico e histórico hasta el relacionado con la cuestión simbólica de las
mismas.
“El Seminario Permanente de
Lenguas Indígenas de la Dirección de Lingüística del INAH analiza las variantes
de cada lengua con el fin de saber abordar las modalidades, por ejemplo, del
náhuatl o del maya, en la publicación de la lengua o en su traducción al
español”.
Es un foro que busca
difundir las investigaciones hechas por el INAH y otras instituciones y
universidades nacionales, así como extranjeras, sobre distintos aspectos de las
lenguas y culturas de los pueblos originarios, y desde diferentes perspectivas:
fonética-fonología, etnosemántica, sociolingüística, morfología, sintaxis,
lexicografía, filología.
Sobre el patrimonio cultural
inmaterial, Antonio Machuca comentó: “Para algunos especialistas en el tema, el
patrimonio cultural debe revestirse de antigüedad, de una solemnidad y de un
prestigio atribuido a su relación con los acontecimientos históricos
sobresalientes en un país y, principalmente, por su relación con el Estado, con
las formas de poder político”.
Otros abogan por el
reconocimiento de las expresiones vivas de la cultura y sus formas
subjetivadas. Explican que, si no tuviesen esos revestimientos, se les debería
considerar a partir de la legitimidad de las luchas de algunos pueblos o grupos
en los ámbitos cultural y sociopolítico.
“En los últimos años, ha
proliferado la demanda por el reconocimiento de diversas expresiones, no sólo
porque expresan la identidad de los grupos indígenas, sino porque para algunos
representan la posibilidad de generar ingresos económicos a través del
turismo”.
En la evaluación de 2003 de
la Convención de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Janet
Blake, especialista en el tema, planteó retos importantes para las políticas patrimoniales
en al ámbito internacional y para la aplicación de la convención. Uno de ellos
es fortalecer esta vertiente con relación a los ámbitos no patrimoniales, como
la sustentabilidad, que se extiende a lo cultural, la biodiversidad y la
soberanía alimentaria.
Para el investigador,
“actualmente se busca precisar y ver los alcances de la noción de patrimonio
cultural inmaterial, y también que esta nueva lectura se haga extensiva a
esferas como la impartición de justicia, tomando en cuenta el conjunto de
prácticas, usos y costumbres de los pueblos indígenas.
“En éstos se
entrelazan formas de organización social consuetudinarias, religiosas,
políticas, jurídicas. Si nos atenemos a que hay un derecho indígena, estas
prácticas existen, prevalecen y son vigentes, pues han servido como modelo,
incluso para crear esquemas que generan formas de resolución de conflictos”.
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